JAVIER GARCÍA
29 Julio 2017

La estampida baguala

Javier GarcíaLas instituciones no pasan por ningún problema. Desde filas oficialistas, las primeras que deberían preocuparse por no alarmar, se habló de una delicada situación institucional a raíz de la eventual renuncia de Sendic. Problemas políticos sin duda, pero no institucionales. La precariedad del vice en su cargo es notoria, en cualquier otra circunstancia el país podría estar incendiado. Argentina a partir de quien fuera vicepresidente, Amado Boudou, tuvo problemas serios y el kirchnerismo perdió la elección posterior, no solo por él, pero él fue paradigmático. La corrupción manchaba por todos lados, hasta la propia presidencia.

Aquí la cosa es distinta, y el oficialismo se pudo dar el lujo de respaldar hasta hace una semana a su vice con la tranquilidad de que los principales partidos de la oposición tenemos una lealtad institucional que no tiene el propio FA. La situación actual donde hacen fila distintos sectores del partido de gobierno para pedirle la renuncia a Sendic es insólita respecto a lo que pasaba una semana atrás, sin que medie ningún elemento nuevo. 

Lo que hace pocos días se definía, increíblemente, como bullying por parte de Vázquez, ahora se transforma en su frase lapidaria: “renuncias son renuncias”, es decir mándamela que te la sello. Lo que antes era parte de un famoso “Plan Atlanta” diseñado en 2012 para con gran instinto del futuro derrocar nada más ni nada menos que a Sendic en el 2017, se ha transformado en la espera del veredicto de la comisión de ética del FA que a estos efectos es como un brazo ejecutor del mencionado plan imperialista. 

Aquí no hay ningún drama institucional, la debilidad del vicepresidente no tiene marcha atrás, y la única discusión que hay en la interna del FA es si mantenerlo hasta las elecciones es más o menos costoso que pegarle un tiquiñazo y sacárselo de arriba ahora. Si pagar el precio de dejarlo o el de que siga, es eso y solo eso. Y si debaten en redes, plenarios y medios es porque tienen una tranquilidad y es que la oposición no juega con la estabilidad institucional. 

La famosa lealtad institucional que un día reclamó el presidente a la oposición es la que le falta a su propio partido. Ni el propio Vázquez es leal con su vice y le dice que se vaya. Prefiere, a cambio, alentar a la Junta Anticorrupción para que diga algo y lo hunda más a Sendic.

El Partido Nacional impulsó solo en los ámbitos institucionales las investigaciones de Ancap que lo comprometen. Sabe bien el vicepresidente y el resto del sistema político que las operaciones contra el vice salieron todas del cerno de su propio partido. Que nuestro partido lo que dijo, lo dijo frente a frente en el senado sin mandárselo decir a ningún señor “fuentes”. 

El espectáculo de esta semana de los sectores del FA sacándole el pellejo a Sendic porque ya es un peso insostenible, y especulando sobre quién será su sucesor, es despreciable. Se sabe la opinión que tenemos sobre su actuación, pero en cualquier actividad humana hay que tener decencia y no actuar carroñeramente. Los que hasta ayer acusaban a la oposición por denunciar sus actos hoy se tironean sus despojos y especulan sobre sus restos políticos. 

Estaría bueno que Vázquez tuviera el coraje de darle tranquilidad política al país y terminara con este circo muy poco decente. No lo tuvo para enfrentar a Maduro, y parece que ya se le hace costumbre



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